El rencor: una emoción que nos destruye
¿Cómo definir "EL RENCOR"?
El rencor es una emoción negativa, de larga duración e intensidad elevada, que genera un estado emocional de enfado profundo y resentimiento.
Cuando sentimos rencor hacia alguien estamos obstaculizando la posibilidad de poder dialogar, perdonar, si fuera necesario y en última instancia, poder llegar a solucionar el conflicto.
El rencor dificulta poder afrontar de manera adaptativa la situación, los hechos o las palabras del otro y ¿cuál es la consecuencia emocional? Que revertimos sobre nosotros mismos esa ira y/o malestar emocional.
¿Qué consecuencias emocionales y conductuales genera esta emoción?
Esta emoción, si adopta un modelo desadaptativo, posee la capacidad de provocar un enorme dolor y sufrimiento personal, que puede conducirnos a una cadena de pensamientos circulares difíciles de interrumpir. Y llegar a convertirse en pensamientos obsesivos.
Supone un desgaste emocional importante y problemas relacionales con la persona "supuestamente motivadora" de dicha emoción tan dañina.
No tenemos que olvidar que en ocasiones ¡podemos estar equivocados!
Y no contemplamos la posibilidad de que esa emoción tan intensa que sentimos pueda estar siendo generada por ¡nosotros mismos! Y no por la persona o la situación "en cuestión".
Pero nuestros esquemas cognitivos ¡no habían contemplado esa posibilidad!,...
¿Qué errores emocionales estamos cometiendo?
Puede tratarse de algo tan simple como un error de interpretación cognitiva o si se produce de forma continuada, un hábito cognitivo adquirido.
Esta actitud psicológica puede conducirnos a encerrarnos cada vez más en nosotros mismos. Dificulta la posibilidad de contrastarlo con la otra/s persona/s y puede generar déficits importantes en la comunicación.
De esta manera, nuestra inflexible forma de pensar se irá reforzando cada vez más y nuestro pensamiento será cada vez más inflexible e intransigente.
En ocasiones, a nuestro pensamiento le asignamos un valor certero y adoptamos una postura justiciera e irracional hacia el pensamiento y conducta de los demás, que nos conduce a sentir rencor.
¿Y si en última instancia es adaptativo sentir rencor?
Aún en el supuesto que efectivamente nuestra pareja, familiar, amigo, jefe, etc. haya tenido con nosotros una actitud o comportamiento "impropio" ¿a qué nos conduce nuestra actitud rencorosa? ¿El ser humano, acaso no tiene derecho a equivocarse? ¿Y a pedir perdón? ¿Y a aceptar las disculpas? ¿Por qué le ponemos esa etiqueta de "malvado/a y actuamos en consecuencia?
No es tanto una cuestión cualitativa, como cuantitativa, es decir, tenemos que ser capaces de acotar y manejar esta emoción de una forma productiva y óptima.
Si no somos capaces de manejar el rencor de manera adecuada, el resultado último puede derivar en un desequilibrio psíquico que requiera intervención terapéutica.
Pautas emocionales que nos ayudarán a controlar El Rencor:
- Reflexionar sobre lo sucedido y controlar nuestro pensamiento.
- Si es necesario, ser capaces de perdonar y adoptar una actitud más comunicativa y dialogante.
- Ser más tolerantes y tratar de aceptar otros puntos de vista diferentes a los nuestros.
- Mantener lo sucedido en el pasado, facilitando así la posibilidad de poner un "punto y aparte" a las historias vividas.
- Continuar disfrutando de nuestro día a día con esas personas, siendo capaces de diferenciar a la persona de sus comportamientos. No colocarles etiquetas y no adoptar una postura justiciera.
- Si realmente esa persona ¡no merece demasiado la pena! ¡Olvídala y que él/ella siga su camino y tú el tuyo! ¡Pero sin rencor! ¡No inviertas tu tiempo es esa guerra absurda!
Objetivo: Utilizar el diálogo para solucionar nuestras dificultades con los demás y manejar el rencor de forma saludable.
Gemma del Val Peralta. Psicóloga Sanitaria y Forense