La envidia nos impide superar el día a día
¿Qué entendemos por "envidia"? Es un sentimiento que lleva consigo un estado mental en el que existe dolor o desdicha por no poseer y desear algo que tienen otras personas.
La envidia en nuestra sociedad actual sería una de las causas más importantes generadoras de problemas e infelicidad en el ser humano.
No es un concepto que lleve implícito exclusivamente el anhelar conseguir la vida, el físico, el trabajo o la familia del prójimo. Además suele ir acompañado de sufrimiento personal, tristeza, ansiedad,.... Y en casos extremos puede favorecer el odio.
Se trataría de un sentimiento perturbador, que afecta de manera directa a nuestra autoestima, favoreciendo actitudes desajustadas en las relaciones con nosotros mismos, con los demás y con la vida en general.
¿Qué consecuencias emocionales generaría la envidia?
Si la envidia llega realmente a "apoderarse de nosotros" y consigue "invadirnos emocionalmente" podemos entrar en una dinámica de pensamientos circulares "altamente perturbadores" y negativos. Resultan perjudiciales para la persona, pueden llegar a convertirse en pensamientos difíciles de controlar y en última instancia, pueden conducirnos a "hundirnos psicológicamente".
La envidia puede adquirir el poder suficiente como para bloquearnos, aislarnos de los demás y generar toda una serie de emociones nocivas (ira, frustración, tristeza, ansiedad, etc) que van a incrementar aún más nuestra amargura y sufrimiento emocional.
Para evitar que la envidia se convierta en algo patológico, el ser humano tiene que aprender a manejar sus pensamientos, emociones y conductas, porque:
No podemos permitirnos ser una víctima emocional más de la envidia.
¿Cómo ser capaces de darnos cuenta de
que estamos entrando en esa dinámica y en ese círculo vicioso?
Nos observaremos y contestaremos de manera minuciosa a las siguientes cuestiones:
- Continuamente ¿estamos comparándonos con los demás?
- ¿Los logros o los éxitos de los demás nos crean una gran angustia, rabia o insatisfacción?
- No nos centramos en alcanzar nuestras propias metas y sí tratamos de sabotear los objetivos de los demás o nos alegramos de la desdicha ajena.
- Lo que tienen los demás ¿es considerado "mejor o superior" a lo nuestro?
- ¿Somos capaces de mentir sobre la persona envidiada o a cerca de lo que posee para conseguir nuestros fines?
- ¿Nos infravaloramos y/o nos sentimos inferiores a los demás?
¿Y si me niego a aceptar que esta emoción se ha instaurado dentro de mí y/o se ha convertido en un hábito adquirido?
En tal caso, sería recomendable preguntarnos a nosotros mismos si este sentimiento nos está resultando útil, si nos proporciona serenidad y sien definitiva es saludable para nuestra vida emocional y para los que nos rodean.
Si no es así, ¿por qué continuar en esta dinámica y seguir torturándonos de una manera tan cruel?
Tenemos que ser capaces en un primer momento de perder el miedo a reconocer que "nos estamos equivocando y que no vamos por el sendero adecuado,..." Y después, estar dispuestos a modificar nuestra actitud.
Es posible aprender a reconducir la envidia y manejarla de manera adaptativa. Merece la pena intentarlo.
La envidia destruye toda posibilidad de ser felices, nos conduce a la pérdida de nuestra propia identidad y en último término, puede guiarnos a desear y perseguir la destrucción del otro.
¡Manejemos la envidia! Comencemos a "controlarla" y mantenerla "bajo control".
De esta manera no sentiremos más tranquilos y felices con nosotros mismos y con los demás.
Gemma del Val Peralta. Psicóloga Sanitaria y Forense