No al adoctrinamiento y sí a la educación

08.11.2022

Si consultamos la definición que contempla el Diccionario de la lengua española y más concretamente, el de la RAE nos encontramos que adoctrinar hace referencia a "inculcar a alguien determinadas ideas o creencias" y el término adoctrinado a "persona a la que se instruye en alguna materia".

Es importante diferenciar entre educar y adoctrinar. Y la mayoría estaremos de acuerdo en este matiz esencial si somos realmente conocedores de la distinción y trascendencia que ambos conceptos implican y las consecuencias que a nivel psicológico y emocional pueden derivarse de los mismos.

Los menores de hoy serán los adultos del mañana, pero somos los adultos de hoy quienes tenemos y debemos velar por facilitarles la MEJOR educación. Ellos no pueden defenderse y en ocasiones, tampoco se les escucha demasiado. Nos olvidamos de que son igual o más inteligentes que muchos adultos, simplemente ¡en estatura son inferiores! ¡No nos olvidemos!

Entendemos que, si nuestro objetivo es educar en un contexto escolar y proporcionarles una educación de rigor y calidad, hay que tener en cuenta que el profesorado es visto y considerado por el alumnado como personas de referencia y de autoridad. Son su referencia y máxima autoridad en el colegio por lo que es FUNDAMENTAL que se eduque y NO se adoctrine.

¿Por qué?

Porque los adultos, la sociedad en general y los responsables políticos en particular, deben legislar bajo unas premisas que respeten y defiendan la necesidad de una educación que:

1. Favorezca el libre pensamiento que conduzca a los menores a adquirir un pensamiento crítico. Que la persona, con toda la información y corrientes que se le vaya transmitiendo puedan ir configurando su juicio propio.

2. Queremos niños asertivos, NO sumisos. Es clave educarlos bajo las directrices de unos principios que estén guiados y regulados por la importancia de enseñarles a que sean capaces de expresar y defender sus pensamientos, opiniones e ideologías sin temor a ser sancionados o excluidos por pensar de manera diferente.

3. Y si, excluidos, (has leído bien) simplemente porque si, … somos adoctrinados "todos tenemos que ir en la misma dirección, nuestra opinión no es válida porque lo válido es lo que "yo" (como ente superior a ti) te estoy transmitiendo". Y ¡qué peligroso es esto! Por favor, no queremos retroceder en la historia ¡qué maravilla es poder expresar libremente desde la diversidad nuestra opinión sin temor a ser sancionados o castigados!

4. Queremos a niños con una buena autoestima, con un adecuado autoconcepto y que se refuerce la confianza y seguridad en uno mismo, por supuesto, la individualidad. Si adoctrinamos anulamos esa individualidad y nuestra autoestima "porque yo no soy nadie, por mí mismo no puedo pensar y soy un fracasado".

5. Transmitamos a los niños que podemos pensar de manera diferente y que lejos de ser un problema o una dificultad, puede ser enriquecedor porque ¡dialogando y comunicándonos adecuadamente podemos enriquecernos mutuamente y, aunque no lo parezca, también llegar a un consenso!

6. Si adoctrinamos nos convertimos en personas vulnerables porque me enseñan a "obedecer y callar". De esta manera nos vamos convirtiendo en personas cada vez más influenciables y por tanto más fácilmente manipulables, que es lo que realmente persigue el adoctrinamiento.

7. Y llegados a este punto, quizás el siguiente paso sería ¿señalar a aquel que se sale del rebaño?

8. El profesorado es un referente para los alumnos y son las personas en las que confían, normalmente admiran y con los que van estableciendo vínculos ¡no les defraudemos! Los profesores realizan una labor importantísima en la complicada labor de educar y tampoco a ellos se les puede exigir que "adoctrinen".

¡Qué peligroso es el adoctrinamiento!

Y no solo es peligroso, sino que tiene implicaciones importantes para la salud mental de los menores. Es sabido por profesionales de la psicología y de la psiquiatría que el entorno sociocultural y familiar en el que se desarrolla el individuo durante su infancia y adolescencia es determinante en la salud mental del adulto y por tanto en su felicidad y su desarrollo personal.

Los menores permanecen mucho tiempo en los centros escolares y, por tanto, se convierten en un lugar de referencia para ellos. Van a ir normalizando experiencias y conceptos que ahí se les transmiten porque a estas edades son bastante moldeables.

Según Piaget el pensamiento abstracto se adquiere en la etapa de las operaciones formales (etapa en la que pueden pensar y organizar ideas en su mente sin depender de la manipulación de un objeto) y esta etapa suele comenzar a los 11 años e irá desarrollándose progresivamente hasta alcanzar su consolidación en torno a los 15 años. Tenemos que favorecer en los niños la capacidad para desarrollar ese pensamiento y razonamiento abstracto porque es importante para su crecimiento personal.

Desde que nacemos y hasta la adolescencia nuestra personalidad va configurándose y durante este tiempo es importante reforzar:

o la autonomía de la persona (que le hará más libre e independiente).

o la autoestima (que le ayudará a aceptarse, respetarse a sí mismo y darse a respetar).

o el autocuidado (que no se olvide de sí mismo).

o una comunicación asertiva (tan importante para defender sus opiniones y derechos asertivos).

o la creatividad, la imaginación y la fantasía.

o el adecuado control y manejo de sus emociones. El adoctrinamiento puede conducir al ser humano a emociones como el odio, el rencor o la venganza y desencadenar en conductas agresiva. Sin olvidar que todas esas emociones extremas se vuelven contra uno mismo y producen sufrimiento e inadaptaciones.

o facilitar una educación integral sustentada en unos valores sólidos que favorezcan en el menor un adecuado desarrollo psicoevolutivo.

Queremos niños seguros de sí mismos, tolerantes, independientes, respetuosos con los demás, asertivos y también queremos que se les ayude a desarrollar todo su potencial. El adoctrinamiento interrumpe, obstaculiza y dificulta alcanzar esos objetivos.

El adoctrinamiento ideológico NO es educación es IMPOSICIÓN. Y puede conducir a configurar una personalidad cuyos cimientos estén sustentados por la inseguridad personal, la infelicidad (porque se coarta la libertad de pensamiento), el desarrollo de un pensamiento dicotómico y extremista, la intolerancia, un bajo autocontrol de impulsos, una baja autoestima, conductas sumisas, y dependientes, vulnerabilidad, etc.

Gemma del Val Peralta

Psicóloga Sanitaria y Forense

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