SOS Hay una niña acosadora en clase
Hablamos del acoso entre niñas porque el acoso entre niños presenta matices diferentes. Entre las niñas suele ser más sutil y adquiere otras características.
Cada vez es más frecuente que se "destapen" situaciones de abuso de poder con estas señas de identidad:
Niñas o adolescentes que aparentemente tienen una "sonrisa angelical", se muestran cálidas, afables, cercanas, simpáticas, amigables,... pero ¿qué se esconde detrás de esta máscara?
Estas menores pueden llamarse Carmen, María, Yolanda,.... Son menores que se mezclan y se relacionan con el resto de menores y posiblemente haya una de ellas o más, en cualquier colegio.
Seguramente desconocemos su existencia y por supuesto, el daño psicológico que pueden llegar a generar a sus víctimas.
Detrás de una máscara afable se esconde una personalidad que se está formando entorno a unos parámetros de:
- Falta de empatía: presenta dificultades para "ponerse en el lugar del otro", se muestra fría e incluso calculadora a la hora de alcanzar sus objetivos. Como si de una "presa" se tratase.
- Falta de regulación de sus emociones y falta de autocontrol. Que conduce a que adopte una actitud defensiva y agresiva en su modo de relacionarse.
- Egocentrismo: su vida gira en torno a ella, a sus prioridades y necesidades. El otro no le importa o le importa poco.
- Envidia y celos: no soporta no ser el centro de atención y que puedan llegar a restarle el protagonismo que tanto anhela. Ella tiene que "ser la mejor e incluso puede llegar a jactarse de ello".
- Actitud embaucadora: con capacidad de convicción. Incluso puede llegar a ser líder.
- Baja tolerancia a la frustración: no tolera de manera adaptativa el no conseguir sus fines u objetivos.
- Dificultades de habilidades sociales.
Son menores con un tipo de comportamientos para las cuales el fin suele justificar los medios empleados.
Se sienten importantes cuando tienen poder para:
- Dirigir y manipular al resto de sus iguales a su antojo, y si es necesario ¿por qué no ir hablando mal de unas y de otras, para así conseguir aislar a su víctima del momento?
- Humillar, ridiculizar o reírse de la víctima.
- Utilizar las redes sociales como medio de presión...
Y hago referencia a su víctima del momento porque se trata de un patrón de funcionamiento que tiende a mantenerse en el tiempo, si no se toman las medidas adecuadas.
Es su forma de relacionarse con los demás, especialmente con aquellas personas con las que se siente "superior".
Si lo ha ejercido con una de sus compañeras ¿por qué no va a repetirlo con otras? ¿Y cuando sea adulta? ¿Continuará acosando?
Son muchas las cuestiones que nos planteamos. Se trata de un tema delicado y complejo, que está afectando directamente a las menores.
Si somos conocedores de una situación de acoso, nos preguntamos ¿qué medidas debemos adoptar?
Lo que en ningún caso podemos permitirnos es "mirar para otro lado", como si no ocurriese nada.
Tristemente, en la vida cotidiana nos encontramos con frecuencia que el ser humano en ocasiones adopta una postura cómoda y evita cualquier tipo de conflicto. Aunque se trate de un tema de estas características.
Pensamos: "si no le afecta directamente a mi hija, es mejor no complicarse,..."
¿A qué le tenemos miedo? ¿Por qué en ocasiones tanto los menores como los adultos nos mantenemos impasibles ante este tipo de situaciones de abuso?
En cuanto a los adultos, ¿puede ser que adoptemos esa actitud con la intención de proteger a los menores? ¿Para evitar que se vean inmersos en el conflicto? ¿Qué les estamos transmitiendo con nuestra actitud? ¿Es bueno para ellos? ¿Qué ocurre cuando se trata de nuestros hijos? ¿Miramos también para otro lado?
Sería importante realizar una reflexión sobre todas estas cuestiones.
Entretanto, los menores acosados continúan viviendo día a día un auténtico infierno.
Los ataques psicológicos van mermando de manera progresiva la autoestima de la víctima, la van acorralando y aislando de tal manera, que anulan su capacidad de reacción.
El sufrimiento se ve incrementado cuando la víctima normaliza esta forma patológica de relación y lo silencia. Entrando así en un círculo vicioso.
¿Cuál es el protocolo a seguir?
Señalamos algunas pautas generales que pueden resultar útiles desde un punto de vista preventivo y de acción cuando se ha detectado un posible caso de acoso psicológico:
- Favorecer una adecuada comunicación en el entorno familiar que propicie la confianza y el diálogo. Así será más sencillo detectar posibles situaciones de conflicto o síntomas psicosomáticos que pudieran presentar las menores (dolores de cabeza, vómitos, pérdida de apetito, llanto, etc.).
- Favorecer un adecuado modelo parental. Establecer un estilo educativo inductivo. No olvidar que los padres son las figuras principales de referencia para los menores.
- Ponerlo en conocimiento del colegio, tanto si son los adultos quienes detectan un posible caso de acoso a través de sus hijas o si son las menores quienes lo presencian en el entorno escolar o en las redes sociales. No silenciarlo para que se establezca el protocolo de actuación más adecuado.
- Buscar ayuda profesional para la menor víctima, la menor acosadora y las familias implicadas.
Gemma del Val Peralta. Psicóloga Sanitaria y Forense